El contrato estimatorio existe cuando una persona (tradens) entrega una cosa mueble, estimada por un coste cierto, a otra (accipiens), quien está facultado para venderla a un tercero, con derecho a retener la parte del costo conseguido de esa venta que exceda de aquella estimación. Si no halla comprador, el accipiens tiene la obligación de devolver la cosa, a menos que opte por quedarse con ella pagando el costo de estimación. El ámbito objetivo de este contrato queda por norma general restringido a los recursos muebles. El contrato estimatorio carece de regulación positiva en nuestro ordenamiento, siendo su naturaleza jurídica discutida por la doctrina. Una opinión doctrinal encuadra el contrato estimatorio en la compraventa, considerándolo como un tipo especial de compra y venta. Resaltan de esta forma las posiciones que comprenden que se trata de una compraventa sometida a condición suspensiva. La nota que hace que se califique a ese contrato como de compra y venta es exactamente la facultad que tiene el accipiens de apropiarse de la cosa pagando su coste, quedando en suspenso la compra y venta mientras. La regla general es la venta (a un tercero o al propio accipiens que la quiera para sí), siendo ésta la finalidad perseguida por el contrato, formando la restitución una pura excepción o bien venta frustrada. Asimismo se puede comprender que es una compra y venta pura, ahora bien, con facultad de resolución, puesto que una de las partes puede dejar sin efectos el contrato. Podría aun considerarse que se trata de una venta en la que la obligación de pago del costo es una obligación a término y al unísono condicionada a que el accipiens haya vendido las cosas a terceros. Las creencias que explican el contrato estimatorio en el marco de la compraventa (sea condicional o bien pura) han sido objeto de críticas, sobre la base de que la adquisición por el accipiens de las cosas que se entregaron para ser vendidas no responde al desarrollo normal del contrato estimatorio, sino que es justamente algo excepcional. El accipiens festeja el contrato estimatorio como sustitutivo de una compra y venta que considera arriesgada. Si por último se resuelve a adquirir, no va a adquirir la propiedad de la mercadería por efecto del contrato estimatorio, sino de un negocio independiente de compraventa. Si bien se considere al contrato estimatorio como un supuesto de compra y venta, no se van a poder negar las diferencias que existen. La entrega de la cosa no supone en un caso así transmisión de la propiedad, sino atribución de un poder exclusivo de disposición sobre aquélla. Quedaría disociada la titularidad formal del derecho de propiedad, que conserva el tradens, y el poder exclusivo de predisposición, a cargo del accipiens.