La morosidad es una práctica común en cualquier época pero que se acentúa con la crisis. España se encuentra sobre la media europea en días de retraso en los impagos y cada vez son más las compañías que se dan a la quiebra por no poder recuperar el dinero que le deben sus deudores. Aunque parezca imposible, existen algunas formas de prevenir estos agujeros negros.

Ante todo hay que escoger bien a los clientes del servicio. Si para prestar un servicio tenemos que hacer primero un desembolso esencial hay que fijarse en la posible solvencia de quien nos hace el encargo.

A la hora de firmar un contrato hay que dejar claras las condiciones de ventas, de pagos, cobros, etcétera No hay que dejarse llevar por las buenas vibraciones del instante ante las espectativas de hacer un buen negocio. Dejar estas cosas bien definidas puede ahorrarnos muchos disgustos.

Hay que establecer unos límites de riesgo, fiarse de los informes sobre la solvencia de la empresa con la que trabajaremos y no dejarse llevar por las apariencias. La precaución puede ser nuestra mejora aliada en estos tiempos.

Si ya tenemos deudores lo mejor es insistir en cobrar nuestra deuda. No quiere decir con ello que vayamos a cobrarlo todo, pero a quien se acostumbra a pagar ya antes es a quien más se insiste, sobre todo si el cash flow está bajo mínimos.

Finalmente, se aconseja contratar los servicios de empresas especializadas como Crédito y Caución donde te asisten a prevenir los peligros, recuperar los impagos y te dan respaldo financiero, garantizando el cobro y el buen funcionamiento de las cuentas de tu empresa.